El pasaje de los dos pabellones camina entre la calle des Petits Champs y la calle de Beaujolais.

En la calle des Petits Champs, su discreta entrada, guardada por una reja, se halla en el número 5. Pero se necesita suerte para ver el pasaje ya que en este lado camina oblicuamente debajo del edificio.

Yo lo descubrí por casualidad y con la curiosidad que siempre me acompaña, me adentré para ver a donde iba esta curiosa galería.

Así es como pude constatar que a pesar de ser muy pequeño, este pasaje tiene tres tramos muy diferentes.

El primer tramo es la parte oblicua debajo del edificio.

Alberga algunas tiendas entre las cuales la que más me llamó la atención fue esa zapatería con pinta de otros tiempos.

A continuación, uno descubre un pequeño patio en donde se halla otra serie de tiendas.

Y el último tramo es la escalera que lleva a la calle de Beaujolais.

Admito que no es un pasaje tan extraordinario como su prestigioso vecino.

Pero a mi me gusta por lo que cuenta de como era la ciudad antes de las grandes obras de Haussmann:
un universo repleto de rincones y de atajos,
basicamente indomable.

Y tras soñar un rato con este París rebelde, uno puede volver suavemente a la realidad.

Basta con cruzar la calle y para llegar a un elegante jardín ideal para pasear tranquilamente.