A veces, París te
regala una perspectiva que tenías
olvidada.
Ese día pasé por la calle muy controlada del Palacio del
Eliseo y nada más llegar Plaza Beauvau di la espalda al Ministerio
de Interior.
Desde el final de la Avenida de Marigny, el Gran Palacio me enseñaba
su gran vidriera recien renovada y lucía encima de su cúpula
la bandera tricolor.