El Sena

El Puente Nuevo


Habitantes desatendidos del puente, 385 mascarones adornan la parte inferior de sus cornisas.

Y sin embargo, estas caras grotescas diseñadas por Germain Pilon presentan una gran variedad.

 


Tras pasar un largo rato contemplando estas criaturas, seleccioné cuatro caras cuyas formas o expresiones me divirtieron.

Pero apuesto que otro paseante se fijaría en otras y que no encontraría esas cuatro.

 

Lo más asombroso es que este puente de cuatro siglos fue relativamente preservado a lo largo de los años.

Los candelabros añadidos por Victor Baltard en 1854 iluminan las terrazas semicirculares con cierta gracia, se preservó la arquitectura inicial y el puente forma parte de los monumentos históricos desde 1889.

Pero la construcción de otros puentes y el desarollo de los grandes bulevares de Haussmann le quitó una parte del tránsito y ya no forma parte de los ejes principales de circulación.

 

A pesar de todo el Puente Nuevo sigue entre los puntos de referencia de París.

Representado en muchas pinturas, envuelto por Christo en 1985, escenificado en varias películas, también es el punto de salida de varios paseos en barco.

Yo aprecio su relativa tranquilidad entre estas orillas invadidas por el tráfico automóvil. Me gusta su ritmo lento y sus aperturas hacia la plaza Dauphine, la Samaritaine o el pequeño jardín del Vert-Galant.

Pero eso supone disfrutar de la ciudad a destiempo.