Entonces uno descubre
un conjunto de edificios del siglo XIX, dispuestos alrededor de
un agradable patio adoquinado.
Viviendas
modestas en las plantas altas, talleres de artesanos en la
planta baja, tal era el esquema de los barrios populares.
Pero ya casi no quedan
artesanos y los talleres fueron transformados poco a poco en viviendas
con encanto.
De momento, el patio
sigue accesible y uno pude apreciar la tranquilidad y la sensación
de buena convivencia que desprende este espacio.