Unos documentos
antiguos demuestran que ya existía en 1230 y ya con
este nombre.
Dice la leyenda que
bordeaba la muralla de Felipe Augusto y que la bautizaron calle
des rosiers por los rosales que crecían al pie de la
muralla.
Lo cierto es que
el municipio inventorió y ahora protege restos de dicha
murallas en varias parcelas de la calle.
Y ya desaparecieron
los rosales.