Luego porque dedicaron
una atención especial a la cuestión de la iluminación
y de las plantas. Entonces cuando echas un vistazo al pasar
delante de las entradas, tienes la sensación que te llevan
a un sitio acogedor.
Así la estrecha
escalera que sube desde la Calle de Montpensier te invita a
curiosear.
Y la verdad es que
merece la pena entrar porque en medio del pasaje encontrarás
un patio en donde está instalado un tranquilo restaurante.