Pasear por las galerías
es otra manera de disfrutar de estos
jardines.
Forman parte de los
edificios construidos por el muy pródigo Duque de Chartres
con la idea de alquilarlos y de conseguir así ingresos
extras.
En aquellos tiempos,
pasear por las calles de París no era muy agradable: el
transeunte atrevido tenía que enfrentarse con la circulación
de carretas y carrozas, aguantar el frio y la lluvia parisina
y perderse por calles esencialmente oscuras. La invención
de estas galerías fue toda una revolución.
Uno podía por
fín salir sin miedo a la calle, lucir sus mejores ropas
y contemplar los primeros escaparates tranquilamente.