Este lugar
insólito fue inaugurado en 1896 y construido por
el arquitecto Alexandre Marcel.
Se trataba de un
pedido del director del gran almacén Le Bon Marché
que quería regalar a su mujer un pabellón japonés.
El arquitecto tenía
un buen conocimiento del arte japonés y asi fue como
consiguió construir una
magnífica pagoda en medio del distrito VII.