Encontré este rinconcito
al recorrer metódicamente el barrio de Menilmontant, buscando
huellas de estos expertos del arte
efímero que tanto aprecio.
En aquel entonces
no sabía cuanto tiempo este callejón permanecería
olvidado por la especulación inmobiliaria. Se quedaba ileso
por las turbulencias del mercado y
eso daba una buena razón para felicitarse de la crisis.
Años despues
el rinconcito permanece intacto. Pero es que la gente empezó
a organizarse para proteger estas huellas de otros tiempos.
A ver cuanto tiempo
funciona la resistencia ciudadana...