Nada más entrar,
uno descubre una callecita peatonal,
bordeada de aceras rojizas y comunicando edificios de varias
plantas por un lado, una fila de casitas por otro.
En el fondo, un alto
edificio moderno recuerda que estamos en una gran ciudad.
Pero al adentrarse
en la callecita, uno constata que los dueños del lugar
lo cuidan atentamente.