En primer lugar te
permite desplazarte en la superficie sin hundirte en el universo
subterráneo del metro. Tampoco necesitas escudriñar
el mapa del metro para encontrar el enlace adecuado.
Luego conseguir el
tíquet es tan sencillo como subir en el autobus y comprarlo
al maquinista.
El autobus no sólo
te libra de varios recorridos algo pesados sino que también
te regala una visión diferente de la ciudad cuando viajas
en la planta alta.
Por fín, y eso
es probablemente lo más importante, los circuitos fueron
diseñados para cumplir con las expectativas de los turistas
en terminos de desplazamientos.