En las estaciones
Velib, algunas bicis tienen
una pinta rara.
El otro día
pensé un rato que estrenaban una nueva oferta de alquiler
de monociclo.
Pero al escudriñar el objeto constaté que sólo
se trataba de una bici deteriorada.
Lo que no logro imaginar
es el proceso que produjo este resultado.
Y siento una gran
admiración por el ser metódico que se tomó
la molestía de aparcar los restos de la bici...