Redescubierta al final
del siglo XIX cuando crearon la calle Etienne Marcel, la torre
fue declarada monumento histórico en 1884 y trás
un largo proceso de restauración fue abierta a las visitas
en 1999.
La torre destaca por
varios elementos interiores.
El primer de todos
es su escalera vis cuyo tamaño, en aquel entonces, necesitaba
una auténtica proeza de los constructores.
El segundo elemento
se ubica al fondo de la sala del escudero y se trata de letrinas
con foso, lo cual representaba un lujo inaudito.
Pero lo que más
me impresionó es la asombrosa bóveda
esculpida de la gran escalera.