Lo más asombroso
es la elección de un símbolo egipcio en esa parte
de París en donde se hallaban varios conventos, seminarios
y congregaciones religiosas.
El observador filósofo
te dirá que en aquel entonces Egipcia era de moda por la
expedición que hizo Napoleon y todas las informaciones
que publicaron los científicos que le acompañaban.
Pero los historiadores
te diran que esta afición es mucho más antigua y
los relatos esotéricos te darán otra perpectiva.
Cuentan que el nombre
de París sería un derivado de Bar-Isis (el barco
de Isis) y varios textos antiguos confirman la existencia de lugares
de culto de la Diosa Egipcia dentro de la ciudad.
Isis todavía
tendría adoradores ocultos pero potentes y eso explicaría
todas las referencias a Egipcia que uno nota en la Capital, empezando
por la pirámide del Louvre...