Léon-Paul Fargue
es un personaje especial de la literatura francesa.
Brillante pero indolente,
era un poeta enfadado con los relojes para quién Erik Satie
inventó una máquina para ser puntual.
Le gustaba la vida nocturna y compartió varias noches de
locura con los surrealistas y Jean Cocteau.
Pero algo tenía que hacer para vivir y así es como
empezó a escribir crónicas periodísticas
en los años 1930.
Sus largos paseos se
acabaron en 1943 cuando se quedó hemipléjico pero
siguió escribiendo hasta su muerte en 1947. Encontré
su tumba en el tranquilo cementerio de Montparnasse.
Hoy Leon-Paul Fargue
es famoso esencialmente por esta obra que le sirve de apodo: El
Peatón de París.