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Cartas Tortuga
A veces los visitantes de
este espacio me escriben y un día me
llegó un curioso emilio :
«Hay,
o quizás hoy ya no, 6 pequeñas cartas-tortuga (escritas
sobre cartulinas de colores y forradas con plástico para que
la llúvia no las maltrate demasiado), que quedaron repartidas
por distintos lugares (la plaza de Dalila, un rinconcito del Canal
de San Martin, el Café Le Tire Bouchon, la librería
Shakespeare and Company, la Rue Blanche, donde dudamos acerca de si
quizás pudieras acaso ser tú la persona que leía
un libro a la puerta de una lavandería; y otra la vigila un
cronopio en Montparnasse).
Si te encuentras algún día con alguna de ellas se habrá
cerrado un pequeño círculo.
Si no es así, seguirán sus destinos de un modo u otro.»
Al día siguiente
armé una expedición : sacamos las bicis de su sótano
y salimos a buscar estos recados confiados al azar.
En la plaza
Dalida me esperaba el primero. Tuvimos que escudriñar
un rato pero al final lo encontramos en el macizo que rodea la
estatua. Llevaba esa letra:
«Habría
que inventar la bofetada dulce, el puntapié de abejas»
Este descubrimiento
nos animó a seguir buscando y superamos los pendientes
de Montmartre rumbo a la Calle Blanche donde me esperaba la segunda
cartita.
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Ubicarla fue toda una
aventura porque la calle Blanche mide casi un kilometro. Uno escrutando
la acera izquierda, otro la acera derecha, encontramos una lavandería
y nos paramos a buscar.
La cartulina esperaba
al lado del bar de enfrente sobre un distribuidor de gratuitos.
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«Voy a cerrar
los ojos en voz baja, voy a meterme a tientas en el sueño.
En este instante el odio no trabaja para la muerte que es su
pobre dueño.
La voluntad suspende su latido y yo me siento lejos, tan pequeño»
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En el café le
Tire-bouchon ya no había recado.
En la librería Shakespeare no sirvió la afición
de los ingleses para los desafios.
Y acababan de limpiar los rincones del Canal Saint Martin.
Total seguimos en bici
rumbo al Cronopio de la tumba
de Cortazar
y aquí me esperaba el tercer y último recado que
encontré, con la siguiente letra:
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«Si hemos
llegado todos hasta este lugar, guardado por el Cronopio y abrigado
por los vientos amables, es, talvez, porque un día soñamos
ver, encima de un puente o debajo de un arco (de los deseos),
entre el lado de acá y el lado de allá, a una
Maga a medio camino de cualquier sendero de la busqueda entre
la tierra y el cielo»
Evidentemente guardé
las cartulinas en mi cajita de tesoros pero me quedé con
una pregunta : ¿Puede ser gala la maga ?
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