Ese día se trataba
de visitar el piso recien comprado por una amiga.
Quedamos cerca del mercado de las
pulgas, almorzamos en una terraza de la calle des rosiers y luego
seguimos a la nueva propietaria rumbo a su futuro refugio.
Confieso que no conozco bien
las afueras de París y que el itinerario del día fue todo
un descubrimiento. No solo pude mejorar mi representación de
la geografía parisina pero también pude descubrir una
nueva manera de contemplar a mi merengue preferido.
¿Cara
o cruz?