Si la fachada principal
es de sillares y tiene un estilo romano muy clásico, todo
cambia cuando uno entra en la iglesia.
El arquitecto utilizó
arcos metálicos que se apoyen en finas columnas de hierro
y eso le da a la nave una ligereza y una luz estupendas.
Cuentan que el Señor
Cura de aquella época quería que el obrero encontrara
en la iglesia materiales que solía transformar en los talleres
pero que lo hiciera con aire para respirar y luz para renovarse.
No sé si es
cierto pero la verdad es que tanta luz te da alegría.